martes, 6 de enero de 2009

El dilema de Lowell Bergman y Jeffrey Wigand


¿Qué pasa cuando el dinero es quien decide qué es información? ¿Qué ocurre cuando la información se convierte en mercancia? ¿Qué pasa si no puedes proteger a tus fuentes? Lowell Bergman, productor de 60 minutos, tuvo que enfrentarse a todas estas cuestiones cuando Jeffrey Wigand decidió arriesgar su vida para contarle la verdad.

La prioridad de Lowell Bergman son sus fuentes y las protege por encima de todo. Lowell trabaja para el público y para que la información ocupe el lugar que se merece. Pero hay veces que te encuentras con obstáculos dentro de tu trabajo. Los medios de comunicación se convierten en empresas que tratan la información y a las fuentes como mercancía y dejan que el dinero y las audiencias dirigan la información. Michael Mann, el director de El Dilema (The Insider) muestra muy bien esto en la película, en la cual, Lowell Bergman acaba enfrentándose a la CBS para defender a su fuente y que todo su trabajo no quedase en vano.

Jeffrey Wigand tenía algo muy importante que contar a la sociedad americana, pero un contrato de confidencialidad impuesto por la empresa tabacalera en la que trabajaba y las constantes amenazas le cohibian. Pero Lowell Bergman consiguió que Jeffrey confiara en el. Jeffrey puso en peligro su vida y la de su familia y confió en el periodista. Un periodista de los que ya no quedan cuya prioridad son las fuentes y su objetivo, informar al público. Lowell crea ese grado de confianza con sus fuentes y las cuida lo mejor que puede, pero a veces esto no depende de uno solo.

Cuando todo está listo, la CBS decide no emitir el reportaje por miedo a perder la empresa, ya que la tabacalera les puede demandar. Es en este punto cuando la información se convierte en mercancía. El conflicto de si la información es mercancía o no en los tiempos que corren ronda durante toda la película.

Lowell Bergman tuvo que luchar contra la dirección de una cadena de televisión para que la información que había conseguido y que tanto le costó decir a Wigand llegase a la sociedad. Pero está claro que esa confianza entre el periodista y su fuente se había quebrantado.

El periodista, y en general todos los medios de comunicación, deberían tratar a las fuentes como personas y no como mercancías o medios para lograr dinero. Si la fuente no confía en el medio, no hay fuente, y sin fuente, no hay información. El dinero no debería ser el fin del periodismo, pero parece ser que para algunas empresas, desgraciadamente lo es.

Vía: Producción UMH Marta Juan

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