"A veces ser el último en informar es mejor que estar equivocado."
Chicago Tribune, despues de dar erróneamente por ganador a Dewey en vez de quien salió electo presidente de los Estados Unidos, H. Truman.
"A veces ser el último en informar es mejor que estar equivocado."
Chicago Tribune, despues de dar erróneamente por ganador a Dewey en vez de quien salió electo presidente de los Estados Unidos, H. Truman.
El Mundo escasea en editoriales con soluciones al problema que plantean. La mayoría de los textos son párrafos llenos de hechos, antecedentes y declaraciones de personajes para reforzar y justificar la idea que se defiende. Es muy fácil coger cuatro datos y decir que el paro ha subido, que hay crisis y que el Gobierno no ha sabido tratarla, pero ¿qué debe hacer el gobierno o cómo debe actuar para solucionar esto? La respuesta debería incluirse en el editorial, pero sin embargo no aparece, dejando el texto medio cojo. Los editoriales del periódico El País tampoco pueden presumir, pero en ocasiones intenta aportar algo o por lo menos, decir lo que no se debe hacer. ABC es el periódico que más se atreve a mostrar sus cartas, y no sólo por su vocabulario directo y crítico, sino por dar soluciones y ponerse en el lugar de los que gobiernan. Sus editoriales siguen fielmente el esquema del editorial clásico.
Cada periódico es libre de elegir el tema de los editoriales, pero los periódicos con una ideología afín tratan temas parecidos. ABC y El Mundo tienen predilección por la política y las crisis, mientras que por ejemplo El País trabaja temas más sociales diferenciándose de los anteriores. Los temas tratados en el editorial suelen estar en la portada de los periódicos. El opinar sobre temas candentes, que son noticia ese mismo día, puede considerarse positivo, pero tal vez se precipitan opinando sobre algunos temas. Se debería dejar al lector al menos un día, o por lo menos unas hojas (El Mundo empieza directamente con opinión), para poder leer la noticia y crearse una opinión personal antes de leer la del periódico. Así, exceptuando hechos de mucha importancia, El País suele hablar sobre temas que han publicado el día anterior al igual que ABC.
Cuando periódicos como ABC y El País coinciden en un tema en el editorial, como la religión, se ve con claridad la línea de cada uno. Pero no siempre los periódicos que son de partidos diferentes tienen ideas diferentes ante los mismos hechos, pues a veces la realidad es innegable. Todos han coincidido en que el Gobierno no ha actuado correctamente ante el caso del aceite de girasol contaminado, aunque cada uno a su estilo. Mientras ABC expone su opinión y lo que hubiera hecho si fuese el Gobierno (o lo que deben hacer ahora) como El País, El Mundo sólo opina.
Algunos periódicos, como El Mundo, deberían quitarle el polvo a los manuales de periodismo, volver a crear editoriales siguiendo el esquema que les caracteriza y aprovecharlos para dar soluciones y aclarar sus ideas. A veces da la sensación de que la única diferencia entre un editorial y un texto opinativo cualquiera sea la ausencia de firma.
Está claro, que el Washington Post y sus reporteros no trataron este asunto como los demás medios. En la película “Todos los hombres del Presidente”, se destaca que en la ciudad de Washington había unos 2000 periodistas y sólo 5 investigaban el Caso Watergate, y la mayoría eran del Washington Post. Es más, este periódico es el único que siguió investigando en el caso una vez dejó de ser interesante para la mayoría de la sociedad. Esto confirma que a pesar del poco interés de la audiencia, siguieron investigando hasta el final. Y cuando ya estaban llegando a ese final y se sentían cada vez más presionados, aguantaron y respondieron, “porque estaba en juego la libertad de prensa y quizá el futuro del país.”
Una vez que empezaron a investigar se dieron cuenta de que las fuentes oficiales mentían y que había mucha gente coaccionada. Ya sabían que algo grande se ocultaba tras todas esas contradicciones e informaciones que iban obteniendo. Así pues, no sólo estuvieron motivados por el sentido de responsabilidad e interés público, sino por todo lo anterior y por la búsqueda de la verdad.
La investigación que llevaron a cabo fue difícil, pues se basaron en fuentes anónimas, desconocidas, y sólo por testimonios que después debían de ser confirmados por otras fuentes o por pruebas que indicasen que la información era cierta si la querían publicar. Gracias a estas fuentes se resolvió el caso, aunque no lo habrían conseguido sin la fuente conocida como Garganta Profunda, quien se citaba con Woodward en un oscuro aparcamiento y le daba información off the record. Woodward solo podía utilizarla para apoyarse en su investigación. Y gracias a las palabras de esta fuente, “sigue el rastro del dinero”, pudieron encontrar a las personas implicadas en el caso.
La investigación del Caso Watergate es relevante para el periodismo de nuestro país, pues no es el caso en sí lo que realmente importa, sino la manera en que fue investigado. A pesar de todas las dificultades que se encontraron en el camino llegaron hasta el final y descubrieron la verdad. A partir de ese momento las fuentes oficiales dejaron de tener esa credibilidad de la que gozaban y el mundo entero se dio cuenta de ello.